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Si tu vida no te gusta, cambia tu forma de pensar

“El que puede cambiar sus pensamientos,
puede cambiar su destino”.
– Stephen Crane

¿En qué piensas cuando te despiertas por la mañana?

Una opción es que pienses en los momentos agradables que se avecinan en tu día y entonces te levantes feliz y animado. Otra opción es que tu mente 
te lleve hacia tus principales preocupaciones del momento, como ese proyecto que
no sabes muy bien como manejar o esa discusión que has tenido con tu jefe, y entonces, empieces a machacarte; pero en este caso, ¿cómo te sientes cuando te levantas?
 Y ¿cómo transcurre tu día?

Lamentablemente, muchos de los pensamientos negativos son automáticos y cuanto más se activan, más se multiplican en tu mente, al igual que esas hormigas que se acercan cuando haces un picnic y que de repente se convierten en una larga fila ininterrumpida que invade todo el territorio. Al efecto, el psiquiatra norteamericano Daniel Amen habla de Authomatic Negative Thoughts, ANTs, que significa hormiga, para ayudarnos
a ser consciente de estos pensamientos y aprender a manejarlos.

Puede ser que conozcas algunas de estas “hormigas”, veamos:

Etiquetarte:

“Soy una persona
tan dispersa, ¡soy un verdadero desastre!”

Nunca o siempre:

“Nunca he conseguido llevar a cabo lo que me propongo, siempre lo dejo a medias”

Pensar en negativo:

“Es imposible,
no puedo hacer nada”

Leer en la mente de los demás:

“Hubiera podido decirle lo que pienso, pero sé que no me va a entender y que se va a enfadar”

Culpabilizarte:

“Es mi culpa, no he hecho lo que tenía que hacer”

Cuanto más piensas en algo negativo, más te obsesionas con ello; y luego, ocurre igual que con las “hormigas”: NO es suficiente con el insecticida para deshacerte de ellas. Es así que, cuando eres capaz de ver ese efecto en ti, consideras en la posibilidad de pensártelo (sobre todo, si sabes que es posible modificarlo).

Tus pensamientos son responsables de tu bienestar o malestar emocional y físico

Puedes repetir emociones pasadas simplemente pensando en ellas Tienes que entender que un pensamiento activa físicamente las emociones que se relacionan con la situación en la que estás pensando. Piensa en la última pelea que tuviste con tu jefe, con tu marido o con un amigo y observa las emociones, las señales, que aparecen en ti: tu respiración, los latidos de tu corazón, tu sudoración, etc.

Tu cerebro no hace la diferencia entre lo que piensas y lo que percibes en tu entorno y puedes volver a vivir mentalmente las emociones de una situación una y otra vez sin parar.

Tu cuerpo genera adicciones a tus emociones

Las emociones producen moléculas químicas (neuropéptidos) que se acoplan a los receptores de cada célula. Con el uso repetido de la misma emoción (el estrés por ejemplo), ocurre lo mismo que con cualquier droga: los receptores de las células empiezan a esperar, incluso a anhelar, ése péptido en particular y el cuerpo se hace adicto a esa emoción. Lamentablemente, si nunca has pensado en desafiar a tus pensamientos, son ellos los que van a seguir rigiendo tu vida.

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Elige desafiar tus pensamientos

Elige lo que haces con tus pensamientos. Piensa, ¿Qué ocurre cuando alguien te lanza una pelota? Puedes elegir atraparla y movilizar todo tu cuerpo y tu mente para conseguirlo, o puedes dejarla caerse en el suelo y pasar de ella.

Así van los pensamientos. No puedes controlarlos: un pensamiento surge y de repente está en tu mente. Pero sí puedes elegir lo que haces con él: aceptarlo como realidad y entrar en la emoción que provoca, o cuestionarlo.

De verdad, ¿nunca consigues llevar a cabo lo que te propones?. ¿y si pudieras, qué pasaría?

Crea el hábito de pensar en positivo

No podemos crear pensamientos negativos y positivos al mismo tiempo. Uno de los dos debe dominar. Es nuestra responsabilidad, cerciorarnos de que los pensamientos positivos constituyan una presencia dominante. Este proceso no se confunde con el “todo positivo” que está de moda hoy en día.

Si te esfuerzas a pensar en positivo sin la consciencia de lo que sientes con estos pensamientos, vas a seguir enviando a tu cuerpo mensajes equivocados, pues, ¡el cuerpo no miente!

Un truco: Acuéstate por la noche pensando en 3 cosas positivas de tu día y despiértate por la mañana centrándote en 3 cosas positivas que te esperan durante tu jornada.

Céntrate en el presente

Cuando piensas, estás repasando situaciones del pasado que ya han ocurrido (y que no puedes cambiar) o estás proyectando situaciones futuras (que todavía no existen). Y te pierdes el único momento real de tu vida que es el presente. Si quieres pensar menos de forma automática, pon tu atención y tu foco en lo que haces en el momento en que lo haces.

Si la vida que vives no te gusta, cambia tu forma de pensar.

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